EL FUTURO ENERGETICO DE GALICIA
Los recientes problemas surgidos en el suministro de energía eléctrica, que se han concretado en cortes de fluido eléctrico en las comunidades autónomas de Madrid y Valencia, requieren clarificar algunos conceptos que ayuden a entender esta problemática.
La información proporcionada por los medios de comunicación indica que la fuerte demanda de energía eléctrica es la causante de los cortes de suministro. Esta consideración, aunque en parte cierta, conduce generalmente a interpretaciones erróneas ya que da la impresión de que nuestras centrales eléctricas no pueden suministrar la energía que se solicita en esos días de consumo “punta” y por ello parece vital la construcción inmediata de más centrales termoeléctricas y entre ellas las de ciclo combinado a gas (CTCC) de As Pontes y Sabón. Sin embargo, la potencia instalada en España es de aproximadamente 60.000 megavatios y los cortes de fluido se registran cuando la demanda de potencia está en el entorno de los 40.000 megavatios.
Esto se explica porque la “capacidad” del sistema eléctrico español no solo se mide en términos de energía o de potencia instalada. Es necesario hablar de la cantidad de “energía” que se puede transferir en una parte del sistema eléctrico sin que se modifique el valor de la tensión. Esta cantidad de energía está limitada por la intensidad de la corriente eléctrica en esa parte. Cuanta más energía se solicite mayor es la corriente necesaria para transportarla. ¿Por qué? Porque parte de la energía se pierde de diferentes maneras y más cuanto más deficiente sea el sistema. Se pierde en los centros de transformación, por el calentamiento de las líneas (resistencia de los conductores), por la excesiva distancia entre el productor de energía (central eléctrica) y el consumidor, etc.
Un símil muy útil para ilustrar este concepto de “eficiencia eléctrica” es el de una tubería que canaliza el agua procedente de un río y que se utiliza para mover un molino. Si el agua (hace aquí el papel de energía) no contiene residuos, se alcanza el nivel óptimo de utilización en el molino. Sin embargo, cuantos más residuos (ineficiencias) haya, menos agua (energía) se puede canalizar por la tubería y por tanto menos energía se dispone en el molino, a pesar de que en el río hay agua suficiente. Si forzáramos a circular más agua por la tubería, acumularíamos proporcionalmente más residuos y se podría incluso romper la tubería por exceso de presión.
Galicia es la comunidad de España que más energía produce en relación con sus necesidades, pues exporta casi la mitad de la energía eléctrica que produce. Este exceso de producción se traduce en ineficiencias del sistema eléctrico ya que debemos enviar esta energía a otras comunidades lejanas como son las del Mediterráneo, Madrid, Andalucía, País Vasco, etc. provocando unas pérdidas irracionales de energía y que según Unesa se ha llegado a alcanzar pérdidas implícitas en el sistema eléctrico por encima del 10%. Como la producción de energía mediante combustibles fósiles contamina, el resultado de este exceso de producción eléctrica en Galicia, se traduce en que nuestra región es el patio sucio de España. Hasta el Partido Popular ha planteado requerir al gobierno central una “compensación económica por ser una región exportadora de energía y tener que asumir unos altos costes medioambientales” (La Opinión- 9 mayo 2004).
Algunos políticos insinúan que disponer de energía en exceso atrae a nuevas empresas a la comunidad, pero no tienen razón pues por ejemplo, Madrid solo produce el 6% de la energía que necesita y es una de las regiones que más empresas nuevas capta de nuestro país. Otros pretenden que las comunidades alejadas de las zonas productoras de energía paguen un valor superior por la electricidad, para que Galicia tenga una ventaja comparativa. Esto último es un disparate técnico-económico.
La ineficiencia del sistema eléctrico español es bien conocida y no deseada por las empresas eléctricas, de hecho estas empresas están siendo un poco reluctantes a instalar las centrales termoeléctricas de ciclo combinado (CTCC) en nuestra comunidad, tal como se comenta en el sector eléctrico.
No tiene sentido, en este momento, instalar centrales térmicas a gas en nuestra región y menos al precio actual del gas natural en el mercado internacional y al hecho de que las centrales de carbón existentes en Galicia ya están amortizadas y en perfecto estado de funcionamiento ya que, como todos sabemos, se están modificando sus calderas de vapor para quemar un carbón de mayor poder calorífico, menos contaminante y mucho más barato que el gas natural. Menos sentido tiene justificar la necesidad urgente de la planta regasificadora de Mugardos para asegurar el suministro de gas a estas plantas de ciclo combinado. Además según se cita en el sector de las termléctricas una central de ciclo combinado es rentable si el precio del gas es inferior a 4 $/Mbtu, y en la actualidad se está comprando casi al doble de este valor (se ha pagado hasta la cifra de 12 $/Mbtu, por efecto del huracán Katrina).
Tampoco es razonable producir más energía eléctrica en Galicia mediante recursos energéticos importados (gas natural licuado) para luego exportarla a zonas deficitarias de energía eléctrica (todas ellas en lugares muy distantes de Galicia según he citado anteriormente y en donde existen gasoductos importantes de gas natural (más uno nuevo proyectado desde Orán-Argelia hasta Almeria, de nombre MedGas). Debemos pensar, que el gas suministrado por los gasoductos desde los lugares de producción se tiene que consumir en su totalidad pues de lo contrario se pagaría igual la cantidad contratada aunque no se consumiera, tal como es característico en este sector.
Algunos medios de comunicación difunden de forma reiterada el mensaje de que las plantas termoeléctricas de ciclo combinado a gas natural son generadoras de energía “limpia” y además son las preferidas por las asociaciones ecologistas. Este mensaje es falaz en su totalidad y fue “creado y difundido” por las empresas gasistas en sus páginas web y a través de los medios de comunicación pagando boletines extraordinarios como es el caso de “ENERGIA de FUTURO” publicado hace cuatro años y en exclusiva en nuestra ciudad, por algunos periódicos de la provincia.
El gas natural es fundamentalmente METANO y este gas, de origen fósil, produce en su combustión menos contaminantes que los productos derivados del petróleo (entre un 40 a un 45 por ciento), por lo tanto es mas limpio que el carbón y el petróleo y por esta circunstancia se le cataloga como de combustión “más limpia”. Lo que no informan las empresas gasistas es que en toda la cadena del gas (desde los pozos de extracción hasta las plantas termoeléctricas) se desprende gas metano a la atmósfera produciendo un impacto en el calentamiento del planeta superior a los gases de la combustión ya que estas fugas de metano provocan un efecto 21 veces superior al CO2 en cantidad equivalente. Además para disponer de Gas Natural Licuado en nuestra región es preciso consumir energía adicional (que produce CO2) para los proceso de licuefacción y regasificación, tareas no necesarias en el caso de quemar carbón o fuel. Por tanto podemos decir que no todo el monte es orégano. En esta tarea informativa manipuladora de las empresas gasistas se llega incluso a decir, por alguna de ellas, que el gas natural NO produce dióxido de carbono en la combustión. Suponemos que este error detectado en una regasificadora de la zona se justifica por el excesivo “celo informativo” del comunicador.
Se difunde también el concepto de que las termoeléctricas de ciclo combinado tienen mejor rendimiento que las de carbón. Es cierto. Lo que no es cierto son las cifras que manejan. Suelen comparar rendimientos de plantas modernas a gas con las viejas plantas a carbón de los años 70. Tampoco hablan de las plantas modernas a carbón con instalaciones de captación de dióxido de carbono para reducir las emisiones de este gas a la atmósfera, tal como se están experimentando en Australia, Canadá y EE.UU.. No interesa a los gasistas. El carbón seguirá utilizándose en el futuro pues existen más reservas en el mundo que la suma de las del petróleo y gas unidas.
Lo paradójico es que, tanto las empresas eléctricas como el gobierno, nos están preparando para una subida gradual de la factura de electricidad basándose en dos razones básicas: la primera se trata de penalizar a los consumidores que más energía eléctrica “derrochen” (cuando son ellos los más incumplidores, tal como he indicado más arriba). La segunda razón es que quieren “aplicar” a los consumidores el coste “real” de la producción de la energía. ¿Por qué? Pues a mi entender les está “penalizando” económicamente la producción de electricidad en las nuevas termléctricas de ciclo combinado, recientemente instaladas de forma masiva en el sur y levante español, debido al elevado precio del gas natural.
Si el sector se liberaliza en su totalidad, es decir tanto la producción como la distribución de la energía eléctrica, Galicia recibirá un varapalo muy importante ya que los costes de distribución son muy altos en nuestra región debido a la diseminación de la población en zonas peri urbanas y rurales. Debemos pensar que aproximadamente la mitad de todos los pueblos de España se encuentran ubicados en nuestra región. Por esta razón, la distribución de energía eléctrica en Galicia tendría, según se recoge en artículos periodísticos, un coste de distribución superior incluso al 100% que el resto de España. Cuando se apliquen estas tarifas “reales” nadie se va a acordar del coste, en términos de contaminación medio ambiental, que ha tenido que soportar Galicia. No olvidemos que en Galicia los cortes de energía eléctrica son muy corrientes, sobre todo en verano debido a la mala calidad de las redes de distribución, al aumento del consumo por el turismo, a las fiestas patronales y a las exportaciones de energía eléctrica al mediterráneo.
De acuerdo con lo anteriormente expuesto, solo cabe entender que la decisión de instalar más plantas termoeléctricas en Galicia es de tipo político y no por valoraciones técnico-económicas. Personalmente me preocupa el empecinamiento de algunos políticos por instalar nuevas centrales termléctricas y no empleen el mismo afán en exigir mejores redes y calidad de suministro para la comunidad gallega.
Esta misma forma de actuación se está registrando en Baja California (Méjico) ya que las empresas eléctricas de los EE.UU. están utilizando los mismos argumentos que en Ferrol (puestos de trabajo, energía limpia, mejorar la competitividad, etc.) para ubicar al otro lado de la frontera o sea Méjico, sus termoeléctricas y regasificadoras (en donde las normativas medioambientales son más permisivas), para luego trasladar sus producciones a los estados fronterizos de California y Arizona. Asociaciones de ingenieros y abogados medioambientalitas como Border Power Plant WG, RACE, Greenpeace (Méjico), etc. están llevando una campaña de sensibilización ejemplar con resultados muy positivos ya que algunos de estos proyectos se han cancelado o paralizado.
Para un mejor desarrollo sostenible por el uso de las plantas termléctricas deberíamos conseguir: 1º) Reducir al máximo las emisiones de partículas a la atmósfera. 2ª) Alejar estas plantas de núcleos poblados. 3º) Refrigeración en circuito cerrado. 4º) Cero descargas de agua no tratada. En cuanto a las plantas de regasificación de gas natural licuado sería conveniente instalarlas en alta mar y PROHIBIR la regasificación del GNL mediante agua de mar.
El futuro energético de Galicia debería ser basado en una racionalización de los recursos actuales, utilización y potenciación de las energías renovables, en el ahorro energético y mejora de las redes de distribución.
Este desarrollo energético que se pretende aplicar en Galicia con más producción de energía eléctrica mediante ciclos combinados, tal como se está demandando por algunos políticos y personajes del mundo empresarial, es irracional ya que se agudiza el problema de la distribución de energía eléctrica, se incrementan la ineficiencia del sistema por pérdidas de energía y se ensuciará mucho más a Galicia.
Fuentes consultadas: Comisión Nacional de la Energía (CNE) , UNESA y archivos propios.